sábado, 28 de abril de 2007

Se hace camino al andar.


Estimadísimo Cambá Caté, el tema de conversación durante esta semana me resultó infinitamente enriquecedor, me motivó no sólo a pensar sino a resolver y a crear nuevos caminos de comunicación entre los individuos y yo, ó entre ellos. Tanto es así, que traigo para compartir el obsequio de un maravilloso ser, Ana Laura Rajcovich , preciosa persona quien unas veces, vuelca su talento diseñando indumentaria y otras, se le escabullen las ideas para aflorar por el teclado. A continuación, su regalo:

"Otra vez nuestra ciudad amaneció gris.

El color gris es un color neutro, no es ni blanco ni negro; es el color donde se cobijan nuestras dudas y nuestros pensamientos hasta cobrar vida.

Por momentos el cielo dejó entrever que no daría tregua, nos mostró que él tiene la última palabra, el último color de la paleta, y eligió el gris.

Como si fuera parte de un plan maestro de exterminio de los habitantes de esta ciudad, el cielo mando su tropa de gotas de agua a tomar por asalto cada Rincón de la ciudad.

Otra vez nuestra ciudad había amanecido gris, y esta vez estaba sitiada por las fuerzas translúcidas del cielo.

El plan táctico consistía en tomar por sorpresa, cortar las comunicaciones y en lo posible no dejar rastro de una batalla sorpresiva y minuciosa.

Los entendidos dieron alerta de que la primer emboscada no duraría mas de lo pensado, pero que no tenían aún pronóstico exacto de finalización.

Los primeros días el caos azotó la ciudad, ya que las tropas atacaron sin tregua hasta debilitar los cimientos. En el espacio que quedaba, de donde caían los cimientos que se derrumbaban nacía la vida. Una extraña vida porosa, sin ojos, ni piernas; limitada pero viva.

Tal como los cimientos los documentos se desmenuzaban en las manos de los habitantes. Las tropas infiltradas en el papel desdibujaban las tintas, convirtiéndolas en manchas, en cantidades enormes de papeles acuarelados.

Dinero, documentos, alegatos, veredictos, cartas de amor, partidas de nacimiento, telegramas de despido, boletos de transporte público, todo se había convertido en hermosos íconos de esta nueva era.

Donde desaparecían documentos nacían obras de arte. Extrañas obras de arte, azuladas, grisáceas, sin firma, anónimas.

Siguieron las telecomunicaciones. La tropas habían penetrado cada línea, cada cable, cada ficha central.

Nosotros continuábamos con nuestras actividades diarias, tratando de que el ánimo no fuera doblegado, que no entraran los pensamientos en la nebulosa gris.

Particularmente yo, continuo en mi pequeña batalla……aceptando que el cielo manda"






NdR: Muchas gracias Anita, te mando un beso.

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