jueves, 15 de febrero de 2007

DOLORS ALBEROLA

El nombre del amor

a la Pluma roja


Y qué sabéis de mí. Cuántos nombres llevé yo en mi memoria.
Cuántos cuerpos amé. Qué poemas leí. ¿Me fueron suficientes?
Cuántas veces miré su rostro que era el mundo, era el viento inasible, era el dios que no pude tocar, era el grito del fuego.
Cuántas veces pequé, sí, deseándole, sabiéndome perdida -con la rabia de no sentirle mío-.
Y qué sabéis de mí, cuando, fiera, soñaba lo más dulce -era capaz de todo, a cambio de ser nada-.
Nada quise, sino su voz, su mano, el retorno del aire a ser el aire, el mar a ser el mar. La ciudad que, caída, se fue con su presencia y pasaba el invierno y no se alzaba y arreciaba el verano y no tenía ni una casa a la sombra.

Y qué sabéis de él, vosotros, los que aún urdís su rostro.
Los que inventáis su voz. Los que creáis sus formas que no tuve.
Los que sabéis su nombre, que no existe.

1 comentario:

Camba Cate dijo...

Se, que el amor no es lamento.
Es memoria y es recuerdo, es el cielo, es la vida, la renuncia y el respeto.
Es el niño esperado, es el padre, el amado, el hermano, el trabajo, un camino deseado.
Es perdon, es dolor, es el orden, la labor.
Es la musica, la poesia, todo el arte y la teoria; es su nombre todo ello, lo contrario, es el DUELO.

Todo esto y ademas, no es querer someterlo.