miércoles, 23 de mayo de 2007

Diez, cien, mil almas

- (...) Tú te asombras de que yo no soy feliz porque sé bailar y me arreglo tan perfectamente en la superficie de la vida. Y yo, amigo mío, me admiro de que tú estés tan desengañado del mundo, hallándote en tu elemento precisamente en las cosas más bellas y profundas, en el espíritu, en el arte, en el pensamiento. Por eso nos hemos atraído mutuamente, por eso somos hermanos. Yo te enseñaré a bailar y a jugar y a sonreir y a no estar contento, sin embargo.Y aprenderé de ti a pensar y a saber y a no estar satisfecha, a pesar de todo. ¿Sabes que los dos somos hijos del diablo?



- Sí, lo somos. El diablo es el espíritu, nosotros, sus desgraciados hijos. No hemos salido de la naturaleza y pendemos en el vacío. Pero ahora se me ocurre una cosa: en el tratado del lobo estepario, del que te he hablado, hay algo acerca de que es sólo una fantasía de Harry el creer que tiene una o dos almas, que consiste en una o dos personalidades. Todo hombre, dice, consta de diez, de cien, de mil almas.

Texto de "El lobo estepario" de Hermann Hesse


Me pregunto querido amigo, hermano, gemela alma, si luego de haber tocado una vez más tus ojos este lobo estepario, quisieras escribirme, decirme, contarme algo. Siempre estoy esperando tu participación, tu danza, tu risa, tus letras y tu amistad

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