viernes, 26 de octubre de 2007

valorar

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Cuando niña, mientras cursaba tercer grado, mi maestra era una mujer de unos treinta años, soltera, cabello corto y rojizo, expresión amable, temida y amada por nosotros, su nombre: Ester. Una tarde, ingresé al salón de clases en horario de recreo junto con dos o tres cómplices, para corregir las faltas de ortografía del párrafo literario que nos había dictado.Cada uno, retocó las palabras mal escritas en su cuaderno y volvió a dejarlo en la pila sobre el escritorio de la señorita. Obtuve 10 (diez) en la calificación. La señorita Ester luego de terminar la tarea de evaluar el ejercicio, delante de toda la clase nombró mi apellido junto con el de mis compinches y dijo:

-"Tienen 10 pero Vds. saben que no lo ganaron honradamente."-











Lunes, 29 de Octubre de 2007, nueve dieciocho horas pasado el mediodía.
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