jueves, 10 de mayo de 2007

Genética del dolor II

Acuna a su niño feliz por tenerlo,
le canta, lo mira, le arrulla al oído,
le cuenta la historia de héroes perdidos,
le muestra la tierra, el cielo, el río,
lo inicia en el vuelo que da la conciencia,
lo educa en el verbo que alumbra consciencia,
lo acuna en el duelo de haberlo perdido.

Ahora su niño es del tiempo, del laurel y la memoria.

Su niño es de todo su pueblo argentino,
su niño es un hombre con nombre muy fuerte,
su impronta pagana es de Marte el guerrero
y forja su forma en umbral del destino,
su marca cristiana es león y es camino.

Subiendo a su avión cambia el rumbo y perece el olvido.




1 comentario:

Anónimo dijo...

A través de cada palabra, ví por los ojos de la madre. Por cada imagen del video, ví por los ojos de los aviadores.

Muy emocionante mirar con ojos prestados.